LA BENDICIÓN DE NUESTRO PADRE PARA EL NUEVO AÑO

El Señor te bendiga y te proteja, ilumine su rostro sobre ti y te conceda su favor; el Señor se fije en ti y te conceda la paz.

miércoles, 6 de agosto de 2014

En la Iglesia, es la hora de los laicos y seglares: JTG

En la Iglesia, es la hora de los laicos y seglares: JTG

En la Iglesia, es la hora de los laicos y seglares: JTG

En la Iglesia, es la hora de los laicos y seglares: JTG
Mario Mora Legaspi

Aguascalientes, Ags., (OEM-Informex).- Los laicos deben ser los principales protagonistas de la evangelización, porque ellos deben llegar a donde no llega el sacerdote, religioso o religiosa, es decir, pueden convertirse en evangelizadores de avanzada, consideró el Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Guadalajara, José Trinidad González Rodríguez, quien fue el encargado de recibir ayer a los fieles que participaron en la peregrinación de las 19 horas que llegó a Catedral Basílica como parte del Quincenario Mariano.

Apuntó que esta es la hora del laico y de los seglares conscientes que no deben separarse ni tampoco divorciarse del mundo para realizar su labor.

Desde la celebración del Concilio Vaticano II se ha venido perfilando la vocación del laico como miembro de la Iglesia. Esta vocación la presentamos el año pasado en el lema del Congreso Diocesano de Laicos: "Hombres y mujeres de Iglesia en el corazón del mundo"; esta es la vocación primera del laico: hombres y mujeres en comunión con la Iglesia, seguidores de Jesucristo, pero que no viven en el convento, que no traen un hábito, sino que viven en el corazón del mundo, y el corazón del mundo son las familias, las fábricas, las oficinas, la política, le economía, el deporte, las comunicaciones; ahí la vocación del laico es santificar el ambiente.

Recordó que cuando la Iglesia Católica pasó a ser la religión oficial del Imperio Romano, en el año 313, se especificó un poco más el término laico. En esta coyuntura histórica estaba muy definida la diferencia entre los miembros de la Iglesia cuyo primer nivel era el "laos", el pueblo, que en su mayoría eran personas que no habían tenido acceso a la educación y que no dominaban el latín, pero que participaban activamente en la vida de la Iglesia sin ser sacerdotes, obispos o monjes. No se debe entender con esto que el término fuera despectivo.

Otro grupo o segundo nivel lo formaban los clérigos. "Cleros" es una palabra latina que se traduce como separados, en referencia a aquellos o aquellas que se separaban del pueblo y adquirían un compromiso como diáconos, presbíteros, monjes o monjas. Así fue que se formaron dos estilos de vida: los clérigos (los cleros, separados) que se distinguían con el uso de un "hábito", y los laicos (que pertenecían al pueblo).

Entre los clérigos ha existido una especificación importante. Hay un clero secular y un clero regular. El clero secular, para derribar la idea de que la Iglesia desprecia al mundo, es el que está inmerso en las realidades terrenas; la palabra secular viene del latín "saeculum" que se traduce como "siglo", entonces el clero secular es el que va con el siglo, que no está bajo un reglamento, sino bajo la disposición del Obispo y que vive en el mundo; tiene su casa y su vida al lado del pueblo y también es llamado clero diocesano, por pertenecer a una diócesis.

El clero regular, en cambio, lo integran aquellos que viven total o parcialmente en un convento. La palabra 'regular' tiene su raíz en el latín "regula" traducido como regla. Sus miembros viven bajo un estilo, un regla de vida muy específica.

Monseñor González Rodríguez indicó que la vocación esencial del laico es no separarse del mundo, sino vivir inserto en él, y desde él, evangelizar.


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