LA BENDICIÓN DE NUESTRO PADRE PARA EL NUEVO AÑO

El Señor te bendiga y te proteja, ilumine su rostro sobre ti y te conceda su favor; el Señor se fije en ti y te conceda la paz.

martes, 25 de marzo de 2014

Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho.

Lecturas del 25-3-14 (Martes de la Tercera Semana de Cuaresma)

 
SANTORAL: La Anunciación del Señor
 
Lectura del libro del profeta Isaías 7, 10-14; 8, 10c
 
El Señor habló a Ajaz en estos términos: «Pide para ti un signo de parte del Señor, en lo profundo del Abismo, o arriba, en las alturas.» Pero Ajaz respondió: «No lo pediré ni tentaré al Señor.»
Isaías dijo: «Escuchen, entonces, casa de David: ¿Acaso no les basta cansar a los hombres, que cansan también a mi Dios? Por eso el Señor mismo les dará un signo. Miren, la joven está embarazada y dará a luz un hijo, y lo llamará con el nombre de Emanuel. Porque Dios está con nosotros.»
 
Palabra de Dios.
 

SALMO Sal 39, 7-8a. 8b-9. 10 11 (R.: cf. 8a y 9c)
 
R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
 
 Tú no quisiste víctima ni oblación;
 pero me diste un oído atento;
 no pediste holocaustos ni sacrificios, 
 entonces dije: «Aquí estoy.  R.
 
 En el libro de la Ley está escrito 
 lo que tengo que hacer: 
 yo amo, Dios mío, tu voluntad, 
 y tu ley está en mi corazón.»  R.
 
 Proclamé gozosamente tu justicia 
 en la gran asamblea;
 no, no mantuve cerrados mis labios, 
 tú lo sabes, Señor.  R.
 
 No escondí tu justicia dentro de mí, 
 proclamé tu fidelidad y tu salvación, 
 y no oculté a la gran asamblea 
 tu amor y tu fidelidad.  R.
 

 
Lectura de la carta a los Hebreos 10, 4-10
 
Hermanos:
Es imposible que la sangre de toros y chivos quite los pecados. Por eso, Cristo, al entrar en el mundo, dijo: 
Tú no has querido sacrificio ni oblación; en cambio, me has dado un cuerpo. No has mirado con agrado los holocaustos ni los sacrificios expiatorios. Entonces dije: Aquí estoy, yo vengo -como está escrito de mí en el libro de la Ley- para hacer, Dios, tu voluntad. 
El comienza diciendo: Tú no has querido ni has mirado con agrado los sacrificios, los holocaustos, ni los sacrificios expiatorios, a pesar de que están prescritos por la Ley. Y luego añade: Aquí estoy, yo vengo para hacer tu voluntad. Así declara abolido el primer régimen para establecer el segundo. 
Y en virtud de esta voluntad quedamos santificados por la oblación del cuerpo de Jesucristo, hecha de una vez para siempre.
 
Palabra de Dios.
 

X Lectura del santo Evangelio según san Lucas 1, 26-38
 
El ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María. 
El ángel entró en su casa y la saludó, diciendo: «¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo.» 
Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo. 
Pero el Angel le dijo: «No temas, María, porque Dios te ha favorecido. Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin.» 
María dijo al Angel: «¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?» 
El Angel le respondió: «El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios. También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes, porque no hay nada imposible para Dios.» 
María dijo entonces: «Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho.» 
 Y el Angel se alejó.
 
Palabra del Señor.

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